Muchas relaciones que pasan por nuestras vidas, nos marcan de una forma indescriptible, nos cala hasta los huesos. Pero, el problema radica cuando esto se vuelve tóxico, cuando ya no puedes ser como eras antes. En este artículo verás en qué consiste la dependencia emocional y cómo esto afecta en nuestra psicología.
El hechizo de la dependencia emocional es muy peligroso, es como si le pidieras a la vida que te dé una varita mágica, que te salve, que te libere y de tanto pedir y suplicar te das cuenta que la varita que deshace el hechizo, siempre ha estado en ti. Solo necesitas saber cómo funciona. Entender que hay ciertas conductas y actitudes que mantienen el hechizo, mientras que otras pueden conseguir que lo vayas rompiendo hasta deshacerte de ello.
La dependencia emocional no se supera nunca si sigues a su lado. Si necesitas que cambie, que te entienda, que madure o que te dé mucho más de lo que te da de forma natural, es que no es la persona que quieres para ti, es que no la aceptas, no te gusta y tal vez dirás no, no, solo quiero que cambie eso. Está bien, pero qué nivel de importancia tiene para ti que sea así.
A veces lo tienes claro y otras lo ves de lo más oscuro, pero eres incapaz de decidir, entonces, estás dentro del hechizo que venimos describiendo al inicio del artículo. Una relación con dependencia emocional es una relación construida sobre la necesidad, sobre la obsesión por hacer que aquello funcione y sobre la ausencia del límite que le ponga fin.
Es un vínculo enfermizo que nos hace perder la razón, la consciencia y la propia conexión, es ese “quiero, pero no puedo”, “sé que no va a cambiar, pero no soy capaz de dejarla”, “lo he intentado una y otra vez, pero no lo consigo”. Esto solo quiere decir una cosa, tienes una parte de tu vida idealizada a su lado. Te imaginas, fantaseas y te alimentas de eso que no te gustaría perder, de eso que tanto te gustaría tener, pero la realidad es que esta historia no te compensa.
No eres feliz, las caídas que experimentas en ella te rompen demasiado las alas. Es tóxico, pero estás hechizado, hipnotizado y no lo ves, o lo ves, pero aún así, no puedes ni quieres moverte de ahí. Es tóxico, porque estar con esa persona te intoxica. Te produce malestar, te destruye por dentro y si te amas, debes irte de ahí.
Debemos entender que amor no es sufrimiento, ni sacrificio, ni lucha, sino, bienestar, crecimiento y honestidad, ¿eres honesto de verdad?, ¿sabe esa persona lo que sientes?, ¿crees que es el amor lo que te mantiene ahí o es más el miedo? El hechizo de la dependencia emocional es muy fuerte y destructivo. Cuando lo sufres todas las áreas de tu vida se ven afectadas, porque la obsesión te paraliza el cerebro.
Pierdes la noción del tiempo, pierdes la memoria, no te concentras, no duermes o si duermes lo haces pensando en ella y es lo primero en lo que conectas al despertar. Pero, aunque el hechizo parezca imposible de superar, en realidad es muy fácil de lograr. Se trata de un hechizo que ha venido a enseñarte, a mostrarte que eres vulnerable, que tienes heridas, pero que no estás solo.
Debes aceptar que tal vez no has aprendido a amarte ni amar, que pedir ayuda no es de cobardes y que los que triunfan son los que se enfrentan, los que dicen “yo puedo”, “yo merezco, “yo soy capaz”. Los que entienden que una adicción no se supera solo con decirlo, ni mucho menos permitiéndote recaer una vez más.
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